Bajo la moderación del Dr. Marc Saez, Catedrático del Departamento de Economía y miembro del grupo de Investigación en Estadística, Econometría y Salud (GRECS) y el Dr. José María Inoriza, médico del Hospital Palamós y miembro del grupo GRESSIRES, el Comité Organizador de las Jornadas AES XLII programaron dos mesas. En la primera, el centro de interés era la salud mental durante la pandemia de la COVID-19. Para aportar luz sobre este tema, el Dr. Jordi Alonso, en nombre del grupo de Estudio MINDCOVID, nos presentó los resultados de un estudio longitudinal del impacto de la COVID-19 sobre los profesionales de la salud. Considerando una muestra de 9.000 trabajadores en seis Comunidades Autónomas, analizaron la prevalencia de trastornos mentales (depresión, ansiedad, estrés postraumático; probabilidad de suicidio, burnout y consumo de substancias) en cuatro oleadas. La depresión es el trastorno que tiene mayor prevalencia en el grupo analizado. Los resultados sugieren que tanto los auxiliares de enfermería como los jóvenes (18-29 años) presentan mayor prevalencia. Los factores ligados con la prevalencia analizados mediante Ecuaciones de Estimación Generalizada (GEE) serían la percepción de falta de preparación, la falta de coordinación, trabajar más de 51 horas semanales y tener que tomar decisiones en el trabajo, la salud personal y de la pareja, así como la salud financiera. El Dr. Alonso cerró su exposición con las principales fortalezas (amplia participación, marco muestral conocido y análisis consistentes con modelo conceptual) y las limitaciones (pérdidas de seguimiento y tasa de respuesta baja). Subrayó el reto para el sistema de monitorizar la salud mental (SM) del personal sanitario en situación de pandemia.
En segundo lugar, intervino Paula González, para presentarnos las conclusiones del estudio realizado sobre la población de los mayores durante el tiempo que duró la pandemia. La pregunta que guía el estudio es ¿qué políticas de confinamiento resultaron más dañinas? Las autoras, A. García-Pardo, P. González e Y. Rebollo-Sanz, analizaron tres de estas políticas y su impacto sobre la SM: a) el confinamiento; b) las reuniones en grupos reducidos; c) el uso de mascarilla. Para ello, utilizaron las variables de distanciamiento social recogidas en la encuesta SHARE Covid-19 y los principales outcomes sobre la SM: insomnio, ansiedad y depresión y variables de control: edad, sexo, tamaño del hogar, estado de salud pre-pandemia, dificultad económica y la tasa de letalidad por la COVID-19. Las estimaciones se realizan con un modelo lineal de probabilidad para cada outcome de SM. Los resultados indican que el aislamiento forzoso aumentó las incidencias de insomnio, ansiedad y depresión, siendo los colectivos más afectados las mujeres, los de 50 a 65 años y aquellos con dificultad económica previa. La recomendación propuesta por las autoras fue la de suavizar el confinamiento domiciliario para las personas de menos de 65 años, limitar el tamaño de los grupos en reuniones, y modular el cierre de los negocios para obtener los mínimos efectos. Este análisis debería repetirse incluyendo más franjas de edad y país por país.
La tercera ponente, la Dra. Brenda Robles del GRECS, presentó los resultados de un estudio realizado sobre la población andaluza de los cambios temporales y disparidades económicas en SM a lo largo del primer año de la pandemia por COVID-19. Tras compartir los principales resultados del estudio publicado en Lancet Psychiatry (2022, GBD 2019 Mental Disorders Collaborators), Patel et al. (2018), Too et al (2019), Hughes et al. (2016) y otros que confirman que no hay salud sin SM, Brenda Robles nombra el estudio de Esteve-Matali et al (2022) en el que se demuestra un agravamiento de la SM en 2021 respecto a años anteriores y el estudio sistemático de Sun et al. (2023) en el que se utiliza variables no clínicas y clínicas. Cualquiera de estos estudios previos presenta limitaciones y, aunque la literatura sobe SM esté aumentando, sigue habiendo gaps por cubrir. El estudio que nos presenta, llevado a cabo con Marc Saez y María A. Barceló, examina los cambios temporales en los resultados de salud mental clínicos y no clínicos y evalúa las posibles disparidades socioeconómicas en salud. Para ello, utilizan la Encuesta Sanitaria y Social de Andalucía en un estudio longitudinal en población mayor de 16 años (n=1.223 residentes), 4 meses (Abril, Mayo, y Octubre de 2020 y Abril 2021). La selección de variables y los análisis de estudio se basan en el Modelo Ecológico Social de McLeroy et al (1988). Se pregunta a los participantes cuál es su auto-precepción de su salud y su nivel de bienestar, de felicidad, de optimismo y sus experiencias en trastornos mentales (depresión, ansiedad). Se observan diferencias notables en cómo cambiaron los resultados de SM durante el primer año de la pandemia. Algunos grupos corren un mayor riesgo y podría ser necesario ofrecer servicios de salud conductual para aquellas personas que experimentan desigualdades en SM. Las recomendaciones en materia de políticas públicas son que habría que reforzar la investigación distinguiendo entre salud mental y enfermedad mental, destacar las oportunidades para mejorar los resultados de salud mental a nivel de la población, y guiar las inversiones en recursos de salud conductual para abordar las disparidades de salud.
Para cerrar esta primera mesa, el moderador pregunta a los ponentes qué pasaría si tuviéramos otra pandemia. La Dra. P. González interviene reafirmándose en los resultados de su estudio e insiste que hubiera sido útil realizar estudios centrados en el efecto durante la pandemia.
En la segunda mesa intervienen tres ponentes, dos del ámbito institucional y un académico. Dr. Miquel Roca, Catedrático de Psiquiatría nos plantea la pregunta ¿Cómo podemos evolucionar el sistema de atención de la SM? Nos indica como premisa de su planteamiento que la salud es ahora un campo político global y la salud mental hace también parte de este dominio porque se han multiplicado las quejas ciudadanas. Es importante, según él, distinguir síntomas de trastornos mentales. Ante el aumento de los riesgos, el Dr. Roca se pregunta si los sistemas de salud pueden ofrecer respuesta a la demanda de SM vía la atención primaria y la acción preventiva en jóvenes. En el futuro, sería necesario desarrollar estudios epidemiológicos y clínicos para demostrar que los criterios diagnósticos son indicadores de psicopatología con necesidad de tratamiento. Ofrecer tratamientos personalizados es otra vía tras un estudio de las conductas y de lo que aporta la tecnología de datos sobre todo en prevención. El resto de su ponencia versa sobre el ejemplo del suicidio. Muchas enfermedades mentales empiezan antes de los 30 años y convendría utilizar un formato ad hoc a estas generaciones, como la tele-psiquiatría, para comunicar y recoger datos sobre estos jóvenes y prevenir. Para ello, resulta fundamental cubrir el vacío legal existente en la tele-asistencia y tener en cuenta el acceso a las tecnologías y la proliferación de apps para el seguimiento de la SM. La SM en su tratamiento necesitaría del apoyo incondicional de los servicios sociales a través de una red integrada.
En segundo lugar, el Dr. Claudi Camps, Director de la Red Asistencial de Salud Mental de IAS (Girona) interviene dando las gracias a los economistas y, a su vez, pidiendo ayuda a los mismos para que aporten iniciativas e ideas sobre el sistema de financiación de las políticas en SM, sobre las siguientes cuestiones:
- ¿tiene que ser por capitalización, por resultados?
- ¿Qué influencia puede tener el modo de financiación en eficiencia (resultados/costes) y equidad (resultados, accesibilidad, cargas)?
- ¿Qué se necesita para orientar a pago por resultados?
Tras estas cuestiones preliminares, el Sr. Camps presenta los resultados del primer estudio comparativo y global sobre la relación entre la financiación de la SM en Europa 2010-2013: proyecto Refinement. Nos explica que la red no solo presenta un óptimo ajuste entre oferta y demanda con los mejores resultados de calidad, sino que Gerona y Verona pueden ser consideradas áreas benchmarks. Claudi Camps detalla, orgulloso, la estructura y organización de la red y sus distintos ámbitos de trabajo. Los grandes éxitos del modelo de la red son no tener listas de espera, haber alcanzado una tasa muy baja de hospitalización (1,2 x 1.000 hab. respecto a 3 x 1.000 hab. en Europa) y una tasa de continuidad asistencial muy elevada. Estos logros se vieron recompensados con la medalla al mérito sanitario del Gobierno de Cataluña en diciembre 2016 y el premio a la mejor experiencia en salud mental en octubre del mismo año.
Finalmente, se da la palabra a D. Joan Vegué, para exponer la respuesta que desde la institución sanitaria se está dando a los problemas de SM. El Director del Plan Director de Salud Mental y Adicciones de Cataluña nos ofrece una panorámica de la red de SM con sus 71 proveedores de perfiles variados (30% instituciones públicas;70% entidades privadas). Según él, se ha marcado un nuevo punto de inflexión en el plan estratégico del año 2017 y la hoja de ruta prevista para el año 2022. En particular, se pretende desarrollar nuevos perfiles para la detección de los pacientes con trastornos mentales. Resulta fundamental transferir recursos desde larga estancia hacia la salud comunitaria con el fin de consolidar la prevención y atención precoz de estos trastornos. El Sr. Vegué siguió exponiendo los principales elementos facilitadores y adversos para la gestión del cambio. El mensaje principal que nos lanza desde la institución que representa sería: “Hay que dar prioridad a la atención a la SM, buscar el consenso y conseguir la atención escalonada que permite, en función del tipo de trastornos y complejidad, asignar procesos terapéuticos específicos”.