Se acostumbra a adjudicar al Canciller prusiano Otto von Bismark el nacimiento de la Seguridad Social, cuando en el año 1881 reglamentó la obligación de las empresas de contribuir a unos fondos que financiarían las pensiones de sus trabajadores a partir de los 65 años. Pero en Prusia, en la época de von Bismark, ya existía desde finales del siglo XVIII un plan de pensiones para los militares. La secuencia histórica de la aparición de la seguridad social, primero pensiones para los militares, después para los funcionarios civiles y por último, para los trabajadores, es frecuente en la mayoría de países europeos. En España, Carlos III estableció las pensiones militares en 1761, y en el año 1919 se creó el Retiro obrero para los trabajadores por cuenta ajena. El origen diferente de estos sistemas de protección social, explica las diferencias que existen entre la seguridad social de los militares (ISFAS), los funcionarios públicos (MUFACE) y los trabajadores por cuenta ajena.
El primer plan de pensiones para veteranos militares que existe noticia en Europa fue establecido por el emperador Augusto (figura 1) que gobernó entre el año 27 antes de nuestra era y el 14 de nuestra era. En su testamento político, denominado “Res Gestae”, Augusto afirma haber jubilado a 300.000 veteranos.
Figura 1 Emperador Augusto
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Augustus_of_Prima_Porta_(inv._2290).jpg
1. Antecedentes: tierras para los veteranos
Los grandes generales romanos que precedieron a Augusto, Mario, Pompeyo o César, establecieron ayudas para los veteranos en su jubilación mediante la entrega de tierras públicas. El veterano podía iniciar una segunda vida como agricultor o bien arrendar la tierra y disponer así de una pensión. César, tras ganar las guerras en las Galias, entregó a sus veteranos tierras en las ciudades galas, así los asentaba y de paso romanizaba el territorio. Un ejemplar del comic Astérix titulado “El regalo del César”, describe este sistema. César entrega tierras a varios veteranos, pero a uno que era más bien vago, le hace un regalo envenenado, ya que le regala la aldea celta de Astérix. Evidentemente el veterano no podrá hacerse cargo del regalo, por la oposición de los celtas.
En Hispania, Augusto repartió tierras a sus veteranos de las guerras cántabras. Con estos veteranos se construyó la ciudad de Mérida, denominada en latín Emérita Augusta, es decir la ciudad de los jubilados (eméritos) de Augusto. La ciudad de León nació también a partir de las tierras que recibieron los veteranos en las cercanías del cuartel de la Legión (de ahí León). En Barcino se conocen también la existencia de veteranos, y algunos se dedicaron al negocio de la producción del vino del Maresme.
2. El plan de pensiones de Augusto
Augusto estableció que la vida militar sería de 20 años. Un ciudadano se enrolaba en las legiones alrededor de los 20 años, y estaba militarizado hasta los 40 años, aunque después se podía volver a enrolar como veterano. A los que preferían volver a la vida civil, Augusto les ofreció una pensión única equivalente al sueldo del legionario de unos 12 años. Esta cantidad de dinero permitía al veterano comprar unas tierras en su propia patria o donde quisiera, o bien mantener una vida normal en los años que le quedaba de vida. La esperanza de vida en aquellos años, para esta edad, era de unos 10-12 años.
3. Certificado de vida laboral
El veterano recibía al licenciarse un certificado de vida laboral, en latín “honesta misio”. La mayoría de certificados eran en materiales perecederos que no nos han llegado, pero existen algunos que estaban escritos sobre metal, por ejemplo el de la figura 2. En este certificado constan las batallas en que el veterano había participado, los honores y medallas que ha recibido y los comentarios de sus jefes. Este certificado daba derecho al veterano a la pensión.
Figura 2 Honesta misio (certificado de la vida laboral del legionario)
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Roman_military_diploma_Carnuntum_00.jpg
4. Tesorería
Para gestionar el sistema de pensiones, Augusto estableció una tesorería denominada “Aerarium militare”. Aerarium significa en latín precisamente tesorería. La tesorería estaba dedicada específicamente al sistema de pensiones militar y estaba separada de las otras finanzas públicas que se gestionaban en el “Aerarium saturni”.
Para gestionar el Aerarium militare se requería experiencia en gestión y para ello Augusto encargó su gestión a tres senadores con nivel de prefectura.
5. Financiación
Para financiar el Aerarium militare, Augusto realizó una contribución inicial de 170 millones de sestercios*, según figura en la “Res gestae”. Además, estableció dos nuevos impuestos finalistas para alimentar el Aerarium militare, uno sobre las herencias y otro sobre las ventas por subasta. El impuesto sobre las herencias se estableció en el 5% del valor de la herencia, que en latín se denominó “Vicésima hereditarium”. El impuesto sobre las ventas por subasta se estableció en un 1% del valor de la subasta, en latín “Centésima rerum venalium”. Las ventas por subasta pública eran frecuentes en Roma, ya que la administración pública debía, en aras a la transparencia, comprar los suministros públicos a través de subastas. Los ingresos por estos impuestos financiaron las pensiones.
El sistema de pensiones de Augusto estuvo vigente durante varios siglos.
6. Discusión
Es interesante observar cómo en el primer plan de pensiones del que se tiene información aparecen una serie de elementos básicos de los planes de pensiones públicos modernos, y donde destacaría cuatro: (i) Certificado de vida laboral, (ii) Tesorería específica, (iii) Financiación, y (iv) Cuantificación de la pensión.
(i) Certificado de vida laboral: Se trata del resumen de las actividades laborales del legionario con las valoraciones de sus jefes. Si estas valoraciones no eran positivas, por ejemplo, por cobardía o traición, el legionario no cobraba la pensión. En el caso que el legionario sufriera una lesión que le impidiera seguir trabajando, había una previsión para pensión de minusválido.
(ii) Tesorería específica: El proceso es mucho más transparente con una tesorería dedicada específicamente a este tema y se evitaba que el dinero de los veteranos se utilizara para otro gasto público. No siempre ha sido así, ya que, por ejemplo, el Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS) se creó en 1978.
(iii) Financiación: La financiación de este plan de pensiones es mediante impuestos finalistas. Se trata de un modelo totalmente diferente de la financiación por cuotas, pero en cambio es coherente con una financiación de prestaciones sociales para funcionarios, que se financia con el presupuesto público y no con cuotas. Los impuestos son muy “modernos”: herencias y ventas. Augusto tuvo problemas de aceptación al introducirlos.
(iv) Cuantificación de la pensión: La pensión es una cantidad proporcional al salario, por lo que los centuriones, con un salario superior a los legionarios, tenían también una pensión superior. La pensión se pagaba de una vez, lo cual era más fácil de gestionar que una pensión de por vida, y su importe era conocido. La capitalización de la pensión se ha hecho en algunas ocasiones, en especial para pensiones de paro. Esto permite al beneficiario invertir la cantidad en algún activo para lograr un ingreso periódico, por ejemplo, un terreno agrícola que se alquila. O bien permite organizar un modus vivendi, por ejemplo, explotar un terreno agrícola o establecer un taller artesanal.
En este post solo se ha analizado el plan de pensiones, pero las legiones tenían una atención médica muy cuidada, con un médico por cada centuria y hospitales militares.
* Por poner en contexto esta cifra, se estima el presupuesto público anual del Imperio romano en aquella época en 700-800 millones de sestercios de los cuales la mayor parte era para pagar al ejército, y un PIB del Imperio en torno a los 16.700 millones de sestercios anuales.
2 ideas sobre “El plan de pensiones del emperador Augusto”
Hola Lluis. muy interesante. Creo que es necesario tambien en nuestros tiempos un sistema de «jubilación activa» , en la que la pensionista puede, no, debe, seguir contribuyendo a la sociedad y a la economía mientras pueda.
Apreciado Lluis:
Como siempre, magistral, conciso, directo en instructivo de asuntos poco conocidos que gustas compartir con los amigos. Poco leemos a los clásicos actualmente, así que no percibimos que estamos descubriendo el Mediterráneo a cada paso.
Animo con la siguiente entrada en el blog, que pareces insinuar en este texto, acerca de la atención sanitaria en tiempos de Roma.
Saludos cordiales, Fernando