En recuerdo de mi amigo Adam Wagstaff

El domingo 10 de mayo falleció Adam (61 años). Tras una larga y penosa enfermedad, que ni por ello fue capaz de quitarle la sonrisa y capacidad de trabajo.  Su última entrada al blog de la institución en la que trabajaba  fue de 28 de abril, alertándonos de algunos errores u omisiones que él observaba entre analistas de la pandemia del coronavirus.

Adam fue mi amigo desde que nos conocimos cursando el máster primero y doctorado en Economía después en la Universidad de York. Me fijé en él desde el primer día porque ya se notaba la inteligencia de sus contribuciones. Fuimos vecinos en Bleachfield y participó en nuestras reuniones de ‘overseas’ (bring-a-bottle party). Allá conoció a Pierella Pacci, la italiana que un año después entró en el máster y que acabó siendo su mujer. Adam era más joven que yo: los grados eran más breves en el Reino Unido y yo arrastraba un año de desfase de mis cinco años de Licenciatura de Derecho que no pude iniciar a la vez que la de Economía, y además él no tuvo los 20 meses de mili que tuve yo. Cuando conocimos a Adam y especialmente cuando revoloteaba por sus primeros amores con Pierella, un servidor y los amigos italianos le identificábamos como ‘el mantequilla’, ya que le encantaba en el College este tentempié de ‘scones’ que nos zampábamos en el bar.  Muy educado y de familia conservadora, que conocimos, le integramos enseguida en el grupo y como buen inglés, no entendía nuestras ruedas con las que mutualizábamos el pago de los cafés en la coffee shop de la Murray Library por aquello del moral hazard que permitía y perdonábamos al más espabilado.

Su socialización con el ‘grupo mediterráneo’ fue total en la medida que se enamoró de Pacci. Aprendió italiano rápidamente, a degustar un buen café y a aguantar bromas y abrazos sin distancia social que diríamos ahora. Son muchísimos los recuerdos de esta época. Competí algo con él en calificaciones aunque rápidamente lo dejé.  Me ganaba en casi todo. En la única cosa en la que le gané yo fue en la finalización de la tesis doctoral. Pero tuvo truco. A mí se me acababa la ayuda y debía regresar, estábamos ya esperando nuestro primer hijo y él ya había aceptado trabajar como teaching assistant en el Departamento. Su tutor era Tony Culyer, mucho más duro que mi Alan Williams y Ron Akehurst, con lo que mi examen externo tras 4 años, juzgado por Gavin Mooney, tuvo un mejor final feliz que el suyo, al tener él que hacer algunas rectificaciones. En todo caso, su tesis sobre la demanda de salud ‘a la Grossman’ le situó en el disparadero de un sinfín de publicaciones en las que siempre mostró su excelencia.

De regreso a España siempre mantuvimos el contacto entre parejas, tanto en Menorca, Barcelona, Milán, Brighton o Washington. Un verano trabajamos juntos para tres  artículos que publicamos, estando él en Sussex, con nuestros hijos y ya en el primer embarazo de Pierella en Brighton. Se acumulan mientras escribo las vivencias. De excursiones a Scarborough bañándose en frías y turbias aguas, en cenas en las que virtuosamente tocaba el piano de maravilla, en disputas sobre lo que hacía falta supiera o no un buen economista…Él representaba la especialización (lo que sabía lo sabía al completo, pero no leía prensa económica ni el The Economist; yo la dispersión: un poco de todo y un nada de nada).  Aceptó una posición en la Universidad de Sussex cuando todos pensábamos se quedaría en York. Creo que fue Andrew Jones el que le ganó la posición. Él se alejó de York primero, se recluyó en Brighton y dio el salto definitivo al Banco Mundial junto a Pierella, una economista ‘labor and development’ con buenas publicaciones también.

Los artículos de Adam han sido seminales, tanto en el área de la demanda de salud (el diagrama a cuadrantes de producción de salud, recursos y asignación presupuestaria equitativa aún lo estoy utilizando en las clases de máster), como en el campo de la equidad y la cobertura universal, con contribuciones de amplio alcance teórico y aplicado. Desde el ECuity project en el que inicialmente participó nuestra compañera Marisol para los datos españoles, publicó una serie de investigaciones que han perdurado hasta muy recientemente con nuestro común amigo Eddy van Dorslaer.  Y junto a Owen O’Donnell, Carol Propper, Lise Rochaix…y algún Yorky más, tal como nos identificábamos herederos de la “York’s mafia” (Maynard, Culyer, Williams, Lavers, Akehurst, Hutton, Wiseman y tantos otros).  Ajustado por edad, creo debía de ser Adam el economista de la salud europeo más citado y reconocido. Y ‘relevante’ que diría Vicente Ortún.  En todo, Adam era el mejor. Como diría Mafalda, fue el mejor porque fue mi amigo.

Al final de mi mandato como presidente de iHEA tuve empeño particular en que me sucediera Adam. Tuve que neutralizar movimientos opuestos (se sabía que Adam tenía una personalidad fuerte) y convencer a Adam, para bien de reconducir la organización que yo había heredado del gran Uwe Reinhardt. Al poco tiempo de su aceptación supe que no andaba bien de salud. En nuestro encuentro en Milán ya quedó claro lo que nos acuciaba. Mutualizamos riesgos. Él estaba dispuesto a luchar bravamente. Un verano nos pidió pasar una semana en Barcelona en nuestra casa. Su hija Lilly estaba estudiando en Europa y estuvieron unos días haciendo vida de padre con hija mayor. Un gusto tenerlos a ambos. En Boston cenamos con peores noticias para él. Pero mantuvo trabajo y sonrisa. Este pasado julio unos pocos amigos fuimos llamados por Pierella para una fiesta sorpresa en Roma para celebrar sus 60 años. Cuando nos despedimos sabíamos que era un adiós para siempre. Días antes de su fallecimiento, a requerimiento de su hijo Ben le mandamos un vídeo que aquí adjunto para sus 61 años [Vídeo; Vídeo_1]. No sé si lo llegó a ver. Descansa en paz Adam. Como decimos aquí cuando muere una persona que estimas, no la pierdes sino que te abre camino para el reencuentro.

 

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

code

Una idea sobre “En recuerdo de mi amigo Adam Wagstaff”

  • Avatar