Economía y salud
BOLETÍN INFORMATIVO - Año 2014. Abril. nº 79
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El futuro de la formación en economía de la salud



Guillem López Casasnovas
Universitat Pompeu Fabra
guillem.lopez@upf.edu

La formación presencial en Economía de la Salud necesita un revulsivo. Tuvo su lógica primogénita, de estandarización, sobre la base de “explicar” la disciplina (el famoso esquema de las cajitas de Alan Williams). Era la etapa en que la prédica del conocimiento requería a su vez “formar formantes”. Mostrar la virtualidad de aplicar la disciplina al mundo sanitario implicaba también la necesidad de poder dar respuesta después a la demanda del interés suscitado. Estandarizar es siempre más fácil que trabajar artesanalmente, “a medida”, y así nacieron nuestros postgrados y masters: siéntese usted y le comunicaremos la “buena nueva” epistolar.

Pero hoy los estándares son poco más que platos cocinados y relativamente tan baratos (gratis y sin coste de oportunidad de desplazamiento con los MOOCs (massive open online courses)). Pierde sentido un “menú del día” trabajado en cocina particular. A menudo, el valor añadido de éste acostumbra resultar algo dependiente del buen día del profesor, su humor, los más o menos lapsus linguae en que incurra, y sus ocurrencias idiosincráticas más cercanas al paisanaje del alumnado.  Se imponen las rutinas, aprovechar sobrantes, la comodidad de contenidos, las presentaciones automatizadas más o menos animadas, con más o menos microondas.

Cuando la demanda “sale a cenar” busca degustar; ya no tiene en su imaginario “menús” ni platos del día. Sabe que le saldrá más caro, pero lo desea. Ha renunciado también a lo semipresencial: pizzas, rollitos y sushi a domicilio. Lo estándar de verdad es siempre home produced, quizás un día de lo que descarga uno tridimensionalmente (¿para cuándo pizzas por internet y a impresora?). Y puestos a picotear por aquí y por allá, ¿quién puede competir con el mejor curso online de la mejor universidad del país más poderoso? De modo que más allá del semipresencial (italiano o japonés a domicilio con poca iteración), lo que quede de presencial necesita una amplia redefinición. 

El éxito de esta nueva formación “pre-ejecutiva” —llamémosle así— radica en acertar con el sesgo de autoselección de grupo. Pre-ejecutiva o ejecutiva, hace falta una formación definida más por competencias y habilidades que por disciplina de origen. Para este propósito, el formante ha de ser un sastre de oficio, con conocimiento de que sus patrones para un smoking y para un tres cuartos son diferentes. El hand made es más caro que en el Corte Inglés. Pero si los clientes se sienten llamados a vestir o a degustar una carta, de vestimenta o tema apetecido, ya que les afecta a su imagen, comodidad, trabajo profesional o a su proyecto vital, es probable que con entusiasmo hagan cola o pidan hora.  Y si requieren combinación de zapato y orfebrería, el buen sastre “mentoriza” tal demanda: asume (hace suyo) el proyecto, para lo cual ha de escuchar tanto como hablar, y ha de buscar y encontrar ayuda de joyeros y expertos en marroquinería. Se paga resultado, outcome como valor añadido, autosatisfacción (cuestionario, recomendación) desde la posición inicial que mueve a solicitar ayuda. Los Emilio Tucci resuelven un aprieto, pero no reconfiguran estilo: más bien homogenizan.

Por tanto, ésta es mi visión: lo presencial de calidad global se lo acabarán fagocitando las Udacity, Coursera, EDXs... Lo que quede será misceláneo, inducido por la oferta (el patrocinador de turno que pondrá su confianza en docentes de discurso apropiado y no siempre bien retribuido).  Lo semipresencial seguirá por virtual y se la jugará en el rol del tutor para justificar un precio acorde con su valor añadido.  De modo que el reto del curso presencial “local” estará en (i) identificar contenidos específicos construidos a partir del interés inicial de los demandantes, (ii) redireccionar así la oferta con más atención (¿“a petición”?) a la demanda, incentivada con diseño y marketing, (iii) dar respuestas con equipos virtuales multidisciplinarios, que componen cartas con platos de diferentes condimentos y estilos culinarios diversos siguiendo la orientación del chef mentor, y (iv) buscar más el problem solver, que problem setter o maker. Se tratará con ello de acompañar respuestas, y quizás, esperemos, de coadyuvar a la solución de los “proyectos” que han respondido a la llamada de los gnomos (diseñadores, marketing de expectativas), de conocimiento más basal que descriptivo, más como brokers que como prescriptores directos de recetas de cocina.

En definitiva, hace falta evolucionar la formación estándar con los ingredientes que convengan de Courseras, et al., siendo el vehículo algo más que impartir grados: Mates, Estadística, Econometría, Economía. Habrán de insistir sobre todo en el aprendizaje para hacer fácil la gestión de datos, conocimientos y técnicas. Y para los pre-ejecutivos tres grandes modalidades se adivinan: (i) Sesión gastronómica.  Sin carta.  El cocinero decide  a 'lo bulli' a partir de la experiencia de degustación (cómo, cuándo... en sesión en que el chef habla de lo que le viene en gana y resulta a cuento del interés de los comensales). (ii) Updates: actualizaciones sobre temas frontera, novedosos y de gran calado: análisis  de Big Data, Nuevas Técnicas de Evaluación, Modelizaciones, Programación con R, Gestión de la Utilización…. Y (iii) In company training en la cual quien habla y escucha hace el vestido a medida, combina inputs y, como en la alta costura, cuenta con un equipo amplio y potente, pluridisciplinario. Todo lo demás puede que quede en el futuro cercano a beneficio de inventario.


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Comité de redacción:
José Mª Abellán Perpiñán, Pilar García Gómez, Manuel García Goñi, Ariadna García Prado, Miguel Ángel Negrín, Vicente Ortún.

Han colaborado en este número: José María Abellán, Pieter Bakx, Josep María Borràs, Manuel Correa Gómez, Patricia Cubí-Mollá, Manuel Flores, Ariadna García Prado, Àlex Guarga, Pere Ibern Regás, Guillem López Casasnovas, Ángel López Nicolás, Celia Muñoz, Enrique Oltra Rodríguez, Vicente Ortún, Marisol Rodríguez, Joan Subirats, Marta Trapero-Bertran, Laura Vallejo Torres, Cristina Vilaplana Prieto.