Economía y salud
BOLETÍN INFORMATIVO - Año 2021. Octubre. nº 98
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Reflexiones sobre la vacunación contra la Covid-19



Ariadna García-Prado
Departamento de Economía e Instituto de Estudios Avanzados en Economía y Empresa (INARBE)
Universidad Pública de Navarra, Pamplona.
Email: Ariadna.garcia@unavarra.es

 

Randall P. Ellis
Departamento de Economía
Boston University, USA.
Email: ellisrp@bu.edu

 

Basado en un artículo publicado en Expansión jueves 10 de abril 2021, actualizado con datos a fecha 23 abril.

Controlar la pandemia de la Covid-19 se ha convertido en una prioridad y para ello la vacunación rápida y efectiva es fundamental, sobre todo cuando estamos viendo cómo surgen mutaciones del virus más contagiosas y resistentes. Sin embargo, a pesar de estar en situación de emergencia, la tasa de vacunación acumulada en la Unión Europea a fecha del 4 de abril de 2021 era alrededor de un tercio de la de Estados Unidos y Reino Unido y un séptimo de la de Israel (Roser et al., 2020). Y aunque los países europeos están cerrando esta brecha, a fecha de 23 de abril 2021, la tasa de vacunación europea sigue siendo solo un poco más de un tercio de la de Estados Unidos y Reino Unido.

¿Cómo es posible una diferencia tan grande? Parece que la riqueza o el PIB per cápita no es un factor: Turquía y Marruecos tenían, durante los primeros dos meses de vacunación, tasas de vacunación más altas que los países más ricos de Europa, aunque ahora ya han sido superados ligeramente por los países europeos (Our world in data, 2021). Pero otros países como Chile o Uruguay adelantaron rápidamente a los países europeos y siguen estando a día de hoy muy por encima en cuanto a la tasas acumuladas de vacunación.

Los atrasos en la producción de las vacunas y otros problemas de compra que la Unión Europea está afrontando no es el único factor que explica por qué los países de la Unión Europea empezaron a vacunar tan lentamente: hay un mercado global de oferta de vacunas y muchos países están superando los desafíos asociados a la consecución de las mismas.

¿Por qué la vacunación comenzó tan lentamente en Europa?

Una explicación que no aflora habitualmente en los medios de comunicación es que la administración de las dosis disponibles ha sido demasiado lenta. En España, aunque ahora se están administrando en media el 94% de las vacunas disponibles, lo cierto es que en los dos primeros meses de vacunación solo se aplicaron el 80% de las dosis recibidas, y en algunas regiones el porcentaje bajaba al 65,7% (Our world in data, 2021). El enfoque dominante para abordar la vacunación frente a la COVID-19 durante estos dos primeros dos meses fue hacerlo, salvo algunas excepciones, de modo rutinario: el personal de salud regular llevaba a cabo la vacunación durante el horario regular de trabajo (Asuar Gallego, 2021). Aunque quizás no hiciesen falta los centros de vacunación masiva todavía, dada la escasez de vacunas, lo cierto es que en algunas Comunidades Autónomas, como por ejemplo el País Vasco, el porcentaje de vacunas administradas sobre el total de vacunas disponibles era bajo. Buscar personal sanitario o no, fuera del sector salud, habría ayudado a conseguir mejores coberturas en los primeros meses. Algo similar pasó al comienzo de la pandemia cuando estuvimos varios meses sin tener el número necesario de rastreadores al buscarlos únicamente entre los profesionales sanitarios. El problema no se solucionó hasta octubre 2020, cuando se solicitó ayuda al Ejército.

Holanda comenzó su vacunación el 6 de enero de 2021, siendo el último país de la Unión Europea en comenzar a vacunar. Tenían las vacunas almacenadas mientras el Gobierno holandés decidía cómo y dónde administrar las dosis (Bahceli, 2021), y a mediados de febrero, más del 40% de las vacunas disponibles aún continuaban almacenadas (Our world in data, 2021).

En Francia, el sistema de salud requiere que la población firme un formulario de consentimiento cinco días antes de vacunarse (The Economist, 2021). Es sorprendente que lo hagan tan difícil, especialmente cuando existe evidencia de que el hecho de pedir una prescripción médica como requisito previo a poder hacerse una PCR contribuyó a la expansión del virus SARS-Cov-2 en Francia durante las primeras olas (Pullano et al., 2021).

Alemania también está atrapada en su propia burocracia. Para acelerar la vacunación, el Gobierno central decidió recientemente involucrar en la administración de las vacunas a los médicos de familia, pero esta medida se atrasó hasta mediados de abril 2021. Los médicos de familia obtienen vacunas de los centros de vacunación especiales (los únicos vacunando contra la Covid-19 hasta el momento) y al hacerlo necesitan que un médico especialista les pase los documentos requeridos antes de poder vacunar (Jenkins, 2021).

Creemos que estos ejemplos y cifras indican fallos de gestión en la aplicación de las vacunas, más allá de los problemas en la producción y compra de las mismas. Estos fallos reflejan una gestión inflexible y altamente burocrática, además de reflejar el fracaso para innovar y adaptarse rápidamente a una situación de emergencia.

¿Cuáles son las estrategias que funcionan en otros países?

En primer lugar, recordar que la Organización Mundial de la Salud está fomentando la innovación en el modo en que se administran las dosis de la vacuna (Mancini, 2021). En el Reino Unido, la estrategia de “la primera dosis va primero” (First dosis first) prioriza maximizar el número de personas que reciben la primera dosis, posponiendo la segunda. Aunque todavía hay mucha controversia con respecto a la vacuna de AstraZeneca, lo cierto es que hay evidencia de que una sola dosis de la misma es suficientemente efectiva como para justificar esta estrategia (Iacobucci, 2021). Del mismo modo, la primera dosis de Pfizer reduce el riesgo de hospitalización en un 85% (Iacobucci, 2021).

Segundo, los gobiernos de Reino Unido, Estados Unidos e Israel, a pesar de tener sistemas de salud muy diferentes, han priorizado la vacunación mediante métodos que se salen de los canales habituales de vacunación. Esto incluye la utilización de proveedores de salud privados, estudiantes de medicina y otras personas que trabajan fuera del sector salud y que no son sanitarios. Además, desde el comienzo de la campaña de vacunación se han estado utilizando lugares para vacunar que no son necesariamente centros de salud, como por ejemplo farmacias y/o centros adaptados para la vacunación masiva. Esta estrategia no solo acelera el proceso de vacunación, que en algunos casos se aproxima a 12 horas de trabajo al día, siete días a la semana, sino que también reduce la carga que de otro modo solo recaería sobre el sector salud, liberando así al personal sanitario para prestar otros servicios.

Tercero, es posible implementar varias estrategias de vacunación en lugares distintos simultáneamente. Por ejemplo, en Reino Unido la vacunación se está llevando a cabo en los centros de atención primaria, los hospitales y también en 1.500 nuevos centros adaptados exclusivamente para la vacunación, utilizando 30.000 trabajadores del Sistema Nacional de Salud y 100.000 voluntarios (Sim, 2021). Mientras tanto, Israel, tras haber vacunado a los grupos prioritarios, ha ampliado la estrategia de vacunación de modo que hay cuatro formas diferentes de vacunar y organizaciones implicadas en hacerlo, aumentando la velocidad de vacunación y maximizando el uso de las vacunas disponibles (McKee and Rajan, 2021).

Finalmente, se necesitan sistemas de información fiables. Israel ya contaba con un sistema de datos en salud muy efectivo para monitorear su estrategia de vacunación (McKee and Rajan, 2021). Pero Reino Unido contrató en noviembre 2020, incluso antes de que se aprobase la vacuna, a una empresa para que generase un sistema de información que permitiese controlar la capacidad de almacenamiento, la información de los pacientes a vacunar y la formación del personal encargado de vacunar (Sim, 2021).

Todos estos ejemplos indican que los desafíos administrativos y de gestión asociados a la vacunación rápida se pueden superar si los gobiernos y gestores están dispuestos a ser flexibles. La urgencia de la situación requiere pensar creativamente, mirando más allá del sector salud para encontrar soluciones rápidas y efectivas.


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El Comité de Redacción del Boletín / Blog de Economía y Salud está compuesto por: Ruth Puig Peiró (en representación de la Junta Directiva de AES), Helena Hernández y Myriam Soto Ruiz de Gordoa (en representación de AESEC), Javier Mar y Miguel Ángel Negrín (en representación de EEconAES), Patricia Cubí-Mollá y Borja García-Lorenzo (en representación de EvaluAES), Carmen Pérez Romero y Elisa Gómez Inhiesto (en representación de GestionAES), Ariadna García Prado (Universidad de Pamplona) y Luz María Peña Longobardo (Universidad Castilla-La Mancha).


Han colaborado en este número: José María Abellán Perpiñán, José Ignacio Antón, Jaime del Barrio Seoane, Neus Carrilero Carrió, Randall P. Ellis, Zuleika Ferre, Manuel Flores, Borja García-Lorenzo, Ariadna García-Prado, Sergio García Vicente, Helena M. Hernández-Pizarro, Guillem López Casasnovas, Celia Muñoz Fernández, Catia Nicodemo, Jhoner Perdomo, Sara Pinillos Franco, Juan Carlos Rejón Parrilla, Irene Sánchez Collado, Manuel Serrano-Alarcón, Patricia Triunfo, Laura Vallejo Torres, Ana Magdalena Vargas Martínez, Joaquim Vidiella-Martin.