Esta contribución resume los resultados de la presentación que ganó el premio a la mejor comunicación oral corta en las XLIII Jornadas AES en junio 2024.
Las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias forman parte del proceso de toma de decisiones en políticas sanitarias. Sin embargo, hay evidencia sobre los desafíos que puede tener para los/as decisores/as comprender conceptos técnicos como los años de vida ajustados por calidad, el ratio de coste-efectividad incremental (RCEI) o los gráficos como son los planos de coste-efectividad (Chen et al., 2007; Oliva et al., 2010; Williams et al., 2008). Al mismo tiempo, tener un cierto nivel de conocimientos puede ayudar a la población general a comprender mejor el proceso de toma de decisiones y las razones por las que aquellas tecnologías sanitarias que son efectivas no siempre son financiadas por el Sistema Nacional de Salud (Williams et al., 2008; Dakin et al., 2015).
Estos retos justifican los esfuerzos de investigación realizados para comunicar mejor los resultados dirigidos a los/as responsables de la toma de decisiones, así como a otras audiencias no técnicas. Aunque estudios previos han analizado el impacto de diferentes formatos para comunicar los resultados clínicos (Crick y Hartling, 2015; Buljan et al., 2018; Bredbenner y Simon, 2019), hasta donde sabemos, ninguno se ha centrado en los resultados de las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias. Por ello, el objetivo del estudio FORM-EE fue diseñar diferentes formatos para la presentación de un resumen de una evaluación económica y observar cuál de ellos transmite mejor el mensaje clave y es mejor recibido por dos tipos de audiencia: público general y profesionales (clínicos, gestores/as clínicos y no clínicos, o metodólogos/as en evaluación de tecnologías sanitarias).
Primero, creamos un resumen de una evaluación económica hipotética, eligiendo intencionadamente una enfermedad conocida (artritis de cadera) y una situación en la que la intervención (prótesis de cadera) es más eficaz y más costosa que el comparador, por lo que es necesario calcular la RCEI y compararla con el umbral de coste-efectividad. Segundo, diseñamos diferentes formatos de este resumen: infografía, solo texto y vídeo-resumen para la población general; y resumen ejecutivo y policy brief para los/as profesionales. A los/as participantes se les mostró aleatoriamente uno de los formatos y mediante cuestionarios on-line se recogieron datos sobre la comprensión objetiva y subjetiva y la utilidad/aceptabilidad percibida.
Observamos que la población general comprendía mejor el mensaje con la infografía que con el vídeo-resumen o solo el texto; sin embargo, el vídeo-resumen fue mejor percibido que el texto. Si priorizamos la comprensión sobre el atractivo, la infografía podría ser una buena forma de presentar los resultados económicos a este público. Por otro lado, los/as profesionales tuvieron una comprensión similar tras leer el resumen ejecutivo o el policy brief, pero el segundo fue percibido como más aceptable y útil para transmitir el mensaje. Por lo tanto, sería recomendable utilizar los formatos visualmente atractivos, tipo policy brief, para la difusión de resultados hacia los/as profesionales.
En conclusión, es necesario buscar un equilibrio entre la eficacia de la transmisión del mensaje y el atractivo del formato, para que los datos lleguen a su público objetivo y sean comprendidos. Si el público general, los/as pacientes y los/as profesionales sanitarios/as entienden mejor cómo las evaluaciones económicas informan las decisiones políticas, para las personas que toman dichas decisiones será más fácil defenderlas de forma transparente.
El proyecto PI20/00815 «Impacto del formato sobre la comprensión de datos económicos en evaluación de tecnologías sanitarias. Ensayo aleatorio controlado» ha recibido financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
El manuscrito fue enviado a una revista y está en la fase de revisión por pares.
Co-autores:
Benjamín Rodríguez-Díaz
Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias (FIISC); Servicio de Evaluación del Servicio Canario de la Salud (SESCS); Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS). benjamin.rodriguezdiaz@sescs.es
Cristina Valcárcel-Nazco
Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias (FIISC); Servicio de Evaluación del Servicio Canario de la Salud (SESCS); Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS), Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS). cristina.valcarcelnazco@sescs.es
Iñaki Imaz-Iglesia
Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS), Instituto de Salud Carlos III (ISCIII); Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS), Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS). imaz@isciii.es
Montserrat Carmona-Rodríguez
Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS), Instituto de Salud Carlos III (ISCIII); Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS), Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS). montse.carmona@isciii.es
Lidia García-Pérez
Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias (FIISC); Servicio de Evaluación del Servicio Canario de la Salud (SESCS); Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS), Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS). lidia.garciaperez@sescs.es