La adopción de innovaciones y políticas sanitarias que han sido demostradas como efectivas y coste-efectivas no es, ni mucho menos, un proceso automático ni sencillo (Hull et al., 2019). De hecho, suele ser todo lo contrario: un proceso lento y costoso. En muchas ocasiones, la implementación de estas innovaciones conlleva esfuerzos y recursos adicionales que están sujetos, a su vez, a una evaluación.
Este es el caso del sulfato de magnesio (MgSO4), un tratamiento demostrado efectivo y coste-efectivo en la prevención de la parálisis cerebral en bebés prematuros (Bickford et al., 2013; Doyle et al., 2009). La evidencia muestra que estos bebés pueden ser protegidos de sufrir estos daños si las madres reciben MgSO4 próximas al parto, reduciendo así los riesgos de sufrir una parálisis cerebral. De hecho, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE), encargado de elaborar directrices en Inglaterra en materia de salud, recomienda su uso desde 2015. Sin embargo, en 2017, en el Reino Unido, únicamente el 64% de las madres recibían este tratamiento con una enorme variabilidad en su aplicación entre zonas. Esto conllevaba importantes inequidades.
Por ello, el programa nacional para la prevención de la parálisis cerebral en bebés prematuros, conocido como PReCePT, tenía como objetivo incrementar el uso del MgSO4 en las unidades maternales de Inglaterra. Este programa consistía en proveer a las unidades con recursos, apoyo y financiación para conseguir que el MgSO4 pasara a formar parte de su práctica rutinaria.
Los resultados de la evaluación, liderada por investigadores en la Universidad de Bristol y financiada por el National Health Care Institute Research (NHIR), han sido recientemente publicados en la revista Archives of Disease in Childhood. Llevar a cabo una evaluación de programas de implementación, definidos como aquellos en aras de incrementar la adherencia a tratamientos o políticas evidenciadas como efectivas y coste-efectivas, es complejo (Hull et al., 2019). La herramienta ImpRes nos sirvió de guía para realizar esta evaluación.
La Figura 1 muestra el histórico de la proporción de madres que recibieron MgSO4 desde finales de 2013 a finales de 2020; también muestra los eventos más importantes que pudieron influir en su aplicación, como la publicación de las recomendaciones de NICE o el comienzo del programa nacional PReCePT. Simplemente echando un vistazo a este gráfico se puede comprobar cómo la adopción de este tratamiento ha sido progresiva pero muy lenta.
Figura 1 Proporción de madres que han recibido MgSO4
Fuente: Edwards et al., (2023). Nota: NNAP (National Neonatal Audit Programme). NPP (National PReCePT Programme)
En la Figura 2 se muestra la proporción de madres que recibieron MgSO4 un año antes de la implementación del programa PReCePT y un año después. En términos absolutos, hubo un incremento de algo más de 12 puntos porcentuales, ya que el ratio de uso del MgSO4 a lo largo de todas las unidades maternales de Inglaterra ascendió del 70,9% de media al 83,1% (un incremento del 17%). Sin embargo, esto no significa que PReCePT haya sido responsable de toda esta subida. Para calcular el efecto de PReCePT tuvimos que usar las herramientas estadísticas apropiadas de acuerdo con el diseño del estudio. Este análisis, que tuvo en cuenta, entre otros aspectos, la tendencia ascendente del uso de MgSO4 y las posibles variables que pudieron influir, dio como resultado una efectividad del programa PReCePT de 6,3 puntos porcentuales; es decir, algo más de la mitad del incremento se puede atribuir al programa.
Figura 2. Proporción de madres que recibieron MgSO4 un año antes de la implementación del programa PReCePT y un año después
Fuente: Edwards et al., (2023)
Para llevar a cabo investigaciones sobre la implementación de tratamientos o políticas sanitarias hay que considerar la dimensión económica como uno de los aspectos fundamentales (Hull et al., 2019). Las evaluaciones económicas de programas de implementación conllevan importantes esfuerzos en recolectar y analizar conjuntamente las evidencias sobre el tratamiento o política a implementar, además de las evidencias sobre los esfuerzos de implementación y su contexto.
Partimos de la base de un estudio realizado sobre la coste-efectividad del MgSO4 como un tratamiento altamente coste-efectivo en la prevención de la parálisis cerebral en bebés prematuros (Bickford et al., 2013). Aunado a ello, el análisis de los costes de PReCePT, mostró un gasto medio de £6.044 por unidad maternal. El efecto de PReCePT fue estimado en 6,3 puntos porcentuales en un periodo de 12 meses. Todos estos elementos fueron introducidos en un modelo que, además, consideró la incertidumbre asociada a cada uno de estos estimadores, utilizando para ello un análisis probabilístico.
Los resultados muestran que PReCePT influyó en una menor probabilidad de que los bebés prematuros sufrieran una parálisis cerebral asociada a una mayor adopción del tratamiento. Esto se tradujo en un incremento de la calidad de vida de los bebés y en un menor uso de recursos a lo largo de sus vidas desde una perspectiva de la sociedad en su conjunto. En concreto, PReCePT supuso un incremento de 0,01 años de calidad de vida (Quality Adjusted Life Year, QALY) y un ahorro de £649 por cada bebé prematuro nacido durante los doce meses posteriores a su implementación. Desde NICE se recomienda valorar cada un año de calidad de vida como £20.000, de esta forma calculamos un beneficio neto incremental por bebé prematuro que ascendió a £886. Estos resultados sugieren, claramente, que PReCePT fue coste-efectivo. Aunado a ello, como se muestra en la Figura 3, la probabilidad de que PReCePT fuese coste-efectivo fue superior al 90% para cualquier valor asociado a un año de calidad de vida.
Figura 3 Probabilidad de que PReCePT sea coste-efectivo
Fuente: Edwards et al., (2023)
Se puede concluir que PReCePT fue un programa de implementación del tratamiento MgSO4 efectivo y coste-efectivo. PReCePT puede estar asociado con un ahorro de más de tres millones de libras en su primer año. En este sentido, es positivo contemplar que los políticos como el Ministro de Sanidad, Will Quince, reconozcan que “gracias a este estudio líder, se demuestra que se ha adoptado a nivel nacional este tratamiento y que es vital que se le ofrezca a todas las mujeres que lo necesiten”. Para mayo de 2020, el ratio de uso de MgSO4 ascendió de media a un 86,4% y se ha sostenido desde entonces con los consecuentes beneficios individuales y a la sociedad en su conjunto.
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