Este verano ha empezado con una noticia muy triste. Joan Rovira Forns falleció el pasado 31 de julio después de más de un mes en estado de coma inducido por un paro cardíaco, como nos anunciaban Vicente Ortún y Félix Lobo.
Joan fue un referente tanto como intelectual transformador, como economista interesado en políticas públicas. Si tuviera que definir a Joan, diría que era un emprendedor académico a escala global. Además de presidente y fundador de AES y de SOIKOS (una consultoría en políticas sociales y de salud), fue uno de los iniciadores de la Asociación Europea de Economía de la Salud (organizó la primera conferencia en Estocolmo) e ISPOR, y ayudó a la creación de asociaciones similares en Brasil y Argentina. Como buen intelectual, le interesaba “influir” en determinados aspectos del debate académico y de política pública. Fue consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde trabajó un tiempo para la oficina de Dinamarca en temas de financiación sanitaria y senior economist, del Banco Mundial.
Fue editor y miembro del consejo editorial de una multitud de revistas aunque no le interesaba el reconocimiento, y dejaba a menudo ese papel a otros. Recuerdo que él creía que todos los artículos se tendrían que publicar primero como documentos de trabajo (e irse mejorando y citando), y solo una vez maduros, una selección debía publicarse finalmente. Además, en su propuesta, el peso de la publicación debería ser del editor a escoger que artículos están listos, y no de los autores como ahora. Además, planteaba que debería darse reconocimiento tanto a los revisores como a los autores.
Antes de ser su estudiante de doctorado y que me introdujese en la economía de la salud, Joan fue “el profe” que me encontré en la Universidad de Barcelona el primer día de clase a las 9. Él era el encargado de la asignatura de Microeconomía de primer año, y me propuso escribir un ensayo sobre Gary Becker y su influencia sobre la economía de la salud junto con otro estudiante. De hecho, publicamos un resumen en el boletín de AES. A partir de ahí, no dejé de colaborar con él en la multitud de proyectos que él lideraba entre SOIKOS y la universidad. Cuando empecé mi doctorado, me animó a presentar mi trabajo en congresos y workshops internacionales. Barcelona era el ’hub’ donde hacíamos investigación, pero su cabeza siempre estaba en el mundo, y su network no podía ser más global.
Joan o ‘Janin’, como le llamaban cariñosamente, era el tipo de persona con la que uno podría estar en desacuerdo, pero, aun así, estar de acuerdo con el espíritu de su argumento. Con él se podía hablar literalmente de todo, ya sea de economía (p. ej., de forma recurrente, defendía la necesidad de regular contra el poder de mercado y los oligopolios), política (p. ej., la prioridad es garantizar la libertad efectiva de los menos favorecidos, y actuar ante el cambio climático), o incluso del matrimonio (él apoyó la curiosa idea de un ‘contrato de matrimonio renovable’ ya que incentiva las inversiones de pareja), por citar algunos temas. Joan tenía una actitud muy relajada y las personas que lo conocieron seguramente recordarán a Joan tocando la guitarra después de cada reunión. Yo lo recuerdo guitarra en mano en la recepción del departamento de salud y población del Banco Mundial un viernes por la tarde cualquiera.
Como simpatizante de ideas libertarias (al estilo George Orwell), fue miembro activo de organizaciones que representaban una versión actualizada de esas ideas, como el Partido Pirata Catalán y la plataforma ATTAC. Abogaba por una mayor transparencia en la toma de decisiones políticas, y un papel activo del ciudadano. Bajo este espíritu, desarrollamos un método que acuñamos como ‘disposición a asignar’, un experimento presupuestario que imita a un decisor social en salud que asigna un presupuesto, dado que los métodos estándar de disposición a pagar utilizados por los economistas no son adecuados para obtener preferencias en un sistema nacional de salud. Ésta sería un área donde aún hay mucho campo multidisciplinar por recorrer.
Pero en lo más alto de su lista de preocupaciones se encontraba el injusto sistema de patentes de medicamentos, responsable del excesivo poder de mercado de la mayoría de las corporaciones farmacéuticas (que obtienen ganancias extraordinarias aprovechando la investigación básica financiada con dinero público, que destinan al marketing más que a desarrollar nuevos productos). En estos temas estuvo trabajando con Rosa Rodríguez-Mongio y Josep Darba, ambos estudiantes de doctorado suyos, ahora en la Universidad de California y en la Universidad de Barcelona respectivamente. De hecho, mejorar el sistema de patentes fue la razón por la que aceptó una oferta de trabajo en el Banco Mundial. Obviamente, fracasó en el intento, y bromeaba diciendo que la experiencia «había deteriorado su imagen progresista«. Pero su influencia estuvo llena de experiencias de éxito. Tuvo un papel muy importante en impulsar el uso de la evaluación económica de las tecnologías sanitarias en España y Latinoamérica (incluidos los primeros pasos de la Agencia Catalana de Tecnologías Sanitarias, una de las pioneras en Europa creada al mismo tiempo que NICE).
No siempre estábamos de acuerdo. Por ejemplo, Joan era muy crítico con el uso excesivo de la econometría ya que muchos de los métodos se utilizan para corregir la falta de información, y proponía como alternativa razonable, mejorar los sistemas de información. En este sentido, Joan fue colaborador de diferentes organizaciones internacionales en la creación de información sanitaria. Otro desacuerdo fue en el frente político; fue muy escéptico en que un referéndum solucionara la polarización política que hay en Cataluña.
En lo que coincidíamos era en su ferviente internacionalismo (al estilo “el mundo es nuestra casa”, parafraseando las memorias de Amartya Sen). Él amaba Cuba donde nació su padre, y su trabajo le llevó a vivir en Dinamarca, Ginebra, Moldavia, China, donde estudió su hija mayor, Ecuador, Brasil y Colombia. Joan hablaba alemán con fluidez ya que fue educado en la escuela alemana de Barcelona, y colaboraba con académicos alemanes, británicos, daneses y holandeses además de países de habla hispana. En LSE o en York, era un conocido de todos los catedráticos de economía de la salud; aun le recuerdo hablando en español o alemán con Peter Zweifel de Zurich o Uwe Reinhardt de Princeton (EEUU), o compitiendo con Mike Drummond en términos de quién tenía la camisa más veraniega del workshop.
Como buen libertario, no le atraía lo más mínimo el poder. Quizás por ello tuvo algunos tropiezos al tratar de montar una escuela de salud pública en Barcelona. La Universidad de Barcelona no lo trató muy bien al final de su carrera. En general, en España la jubilación viene a ser la muerte académica salvo excepciones. Los académicos eméritos ni siquiera tienen derecho a una oficina. Así que aprovechó la oportunidad que le ofreció la Escuela Andaluza de Salud Pública como profesor asociado y trabajó en varios proyectos con ellos, igual que con la Fundación Gaspar Casal donde acababan de publicar un documento de remuneración de médicos.
Joan era muy deportista, fue campeón de España de Judo, pero practicaba casi cualquier deporte, ademas de ser pionero de la bici urbana cuando no estaba de moda. Recientemente se había aficionado al tenis de mesa y al bádminton. De hecho, estaba jugando a este último cuando tuvo ese paro cardíaco fatal. Era anti-consumista de los que dan ejemplo, y no le gustaba la idea del “pensamiento único” de la moda. Joan podía ser cómicamente excéntrico a veces, todavía lo recuerdo ‘fumando en bicicleta’ (más concretamente, fumando un puro habano mientras iba en bicicleta) por la Diagonal, en pantalones cortos y camisa hawaiana. Si llegaba tarde a nuestra reunión su excusa era que «había congestión en el carril bici».
Sobre todo, Joan fue además de un académico transformador, un excelente ser humano, con quien compartí muchos viajes y experiencias por Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, nos visitó en Londres varias veces, y estaba en mi «catch-up list» cada vez que bajo a Barcelona; de hecho, lo vi el pasado 17 de abril cuando pedaleó 20 km para venir desde Barcelona ciudad hasta Premià de Mar para una café. Será muy extraño no tenerlo cerca. La muerte de Joan es un buen recordatorio de que el único propósito de la vida es el de dejar huella a base de mejorar la vida de lo que uno deja atrás, el resto son solo anécdotas personales que se extinguirán y nadie recordará después de un tiempo.
Joan no dejaba indiferente a la gente, tenía un impacto dentro y fuera de la academia, y era muy generoso con su tiempo, incluso con sus limitados recursos. Ha dejado una familia encantadora: Mireia, Sara y Muriel, un nieto y Diego, que adoptaron de pequeño. Gracias, Joan, ¡algunos de nosotros hemos tenido la suerte de conocerte! Tal como tu hubieras querido, no han hecho un funeral, sino una ‘megafiesta’ dentro de unas semanas en tu memoria. No me la perdería por nada del mundo.
Sin duda el legado de Joan Rovira Forns perdurará y, algunos lo echaremos especialmente de menos por lo que ha significado. De hecho hemos acordado hacer un workshop en su memoria con AES en marzo-abril, y una edición especial de la revista Health Economics, Policy and Law (HEPL) en la que podrán participar sus colaboradores, estudiantes y todos aquellos que trabajen temas que estén inspirados en sus ideas (p. ej., participación pública en la toma de decisiones, los efectos sobre el bienestar de los programas sanitarios, como regular el mercado de medicamentos, los efectos de los diferentes sistemas de protección de la propiedad intelectual, la estandarización de la evaluación económica, el papel central de la información sanitaria, la economía de la conducta y la percepción de riesgos sanitarios). Con ello esperamos contribuir a ampliar el amplio legado que Joan deja atrás, y a contribuir a que quién lo conoció como nosotros, contribuya a extender sus ideas.
Una idea sobre “Joan Rovira Forns, un intelectual trasformador y economista emprendedor”
Antológico retrato -cuya aparición no ha sido anunciada por las vacaciones- que documenta como Joan Rovira fue, como escribes, un emprendedor social, gran exponente de AES y su lema implícito de ‘ciencia, acción y conciencia’. Entrañable y precisa crónica de vuestro recorrido compartido durante más de 30 años: Desde el boletín Economía y Salud de 1993 -recuerdos a su editor Txomin Uriarte- hasta los proyectos que has impulsado -número especial de HEPL y workshop en 2023- pasando por otra lectura, imprescindible como esta entrada, las memorias de Sen.