La perspectiva ambiental. Nuevo reto para las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias

La degradación ambiental está generando, en el corto y largo plazo, un efecto drástico e irreversible en los sistemas sanitario, económico y social (Parlamento Europeo, 2019). Para contrarrestar sus efectos, actualmente nos encaminamos hacia políticas asociadas a la mitigación del cambio climático (Gobierno de España, 2020) y la implementación de los objetivos de desarrollo sostenible (Naciones Unidas, 2015), como eje potenciador de todas las acciones sectoriales.

En ese sentido, incorporar la importancia ambiental sobre el sistema sanitario y especialmente en las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias es un reto necesario, por lo que deberá surgir un cambio de paradigma en el enfoque tradicional de las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias, orientándose a un modelo que permita la incorporación de la dimensión ambiental como un componente clave.

Si la razón de ser de las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias es hacer un balance entre recursos limitados y una amplia oferta de tecnologías, todo para mejorar la calidad de vida, entonces la idea es considerar todos los aspectos que cumplan con dicho cometido, incluso la perspectiva ambiental.

Para la mitigación del cambio climático, las evaluaciones económicas tienen un papel fundamental, ya que es posible que hasta ahora se esté evaluando tecnologías que son coste efectivas desde una perspectiva económica y también social, pero no necesariamente desde lo ambiental. Posiblemente la gran mayoría de las instituciones asociadas al ámbito sanitario han contribuido al problema, al aprobar tecnologías sanitarias que son contraproducentes con los aspectos ambientales y, con ello, generar problemas ambientales y enfermedades asociadas; ya sea por estar favoreciendo el uso de tecnologías sanitarias construidas con materiales poco recomendados por su contenido en carbono y otros componentes contaminantes, la extracción de materiales con impacto ambiental, sujetos a procesos de producción menos eficientes energéticamente, o con materiales finales de desechos rápidos y no biodegradables -algunos incluso nocivos para la salud del ser humano y el ambiente- tales como la presencia de ftalatos y/o bisfenol en algunos dispositivos médicos (Dorota Napierska, 2019).

Tras una revisión de la literatura, se encuentran algunos avances sobre dicha preocupación -documentos claves del Health Care Without Harm donde se insiste en la contratación sostenible, en la huella de carbono del sector sanitario y alertan sobre materiales nocivos presentes en tecnologías médicas (Hernández et al., 2018; Dorota Napierska, 2019; Gamba y Hernández, 2019; Health Care Without Harm, 2021A; Health Care Without Harm, 2021B). La Organización Mundial de la Salud enfatiza la adaptación al cambio climático, teniendo en cuenta todos los costes y todos los beneficios indirectos (OMS, 2018). Las Green Deal de la Unión Europea tienen como objetivo poder consolidar una industria que genere productos más sostenibles (Comisión Europea, 2019). Algunas leyes, como es el caso específico del Anteproyecto de Ley Canaria de Cambio Climático y Transición Energética, menciona en su Art. 65 que la industria debe mejorar el rendimiento medioambiental de los productos a lo largo de todo su ciclo de vida (Gobierno de Canarias, 2021). En el ISPOR, la perspectiva social incorpora lo ambiental (Garrison et al., 2018) y la Canadian Agency for Drugs and Technologies in Health está trabajando en una guía de criterios para decidir cuándo lo ambiental es incorporado en una evaluación de tecnología sanitaria (CADTH, 2020).

Pero también se encuentra mucha documentación, algunas muy recientes, donde la perspectiva social está enmarcada, y ampliada, sin incorporar los elementos ambientales (Simon Walker et al., 2019; Ruben Drost et al., 2020; PECUNIA, 2021).

Lo anterior ocurre principalmente por cuestiones de enfoque. Lo que obliga a hacer algunas reflexiones.

La primera de ellas es ¿bajo qué enfoque puede estimularse una perspectiva ambiental? Todo apunta hacia una perspectiva ambiental desde la economía política del desarrollo, por lo menos, desde el enfoque del desarrollo sostenible con la combinación de tres dimensiones elementales: económica, social y ambiental.

Pero de allí surge la segunda reflexión. ¿Lo ambiental es un componente dentro de una perspectiva social más amplia o es una perspectiva en sí misma que integra las dimensiones económica y social? Plantear una perspectiva social que incorpore los aspectos ambientales podría ser contraproducente, ya que puede dejar atrás elementos de la naturaleza de poco interés para la sociedad, además de la posibilidad de priorizar lo social sobre la naturaleza; excepto si en el concepto de sociedad se encuentra implícito el alto valor de la naturaleza y su relación fusionada con el ser humano, posiblemente favorable por ejemplo en algunas localidades del mundo como en Ecuador con el Sumak kawsay, Indonesia con el Tri Hita Karana o en Nueva Zelanda con el Tangata Whenua. Así que lo más recomendable es promover una perspectiva ambiental, para que dichos aspectos se vayan integrando en las sociedades, contribuyendo a transitar desde una visión antropocentrista hacia una visión biocentrista.

En líneas generales la justificación de incorporar los aspectos ambientales ya es más que evidente, así que la discusión debe concentrarse en el principal reto de todos, el cual es profundizar en los elementos de la adaptación técnica dentro de las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias y consolidar un coste-efectividad verde.

Sin embargo, eso no quiere decir que se pueda ir incorporando paulatinamente mientras el sistema se acopla a esta nueva necesidad. La economía verde en este momento se encuentra en una etapa de “confusión” en el tránsito hacia un nuevo paradigma que conlleva nuevas reglas, y, por lo tanto, acoples y desacoples entre instituciones del sistema (Carlota Pérez, 1983).

En conclusión, se recomienda que la perspectiva ambiental vaya siendo incorporada paulatinamente en las evaluaciones económicas de tecnologías sanitarias, generando una base de sensibilización y transformación de paradigma desde las mismas instituciones hasta la industria. Por eso la importancia de leyes específicas y programas que lo promuevan. Los asuntos ambientales vienen por necesidad y obligación, sobre todo en Europa con la denominada “Doble materialidad” (Comisión Europea, 2021). La idea inicial es irnos preparando para afrontar estos cambios más que necesarios y contribuir a alcanzar las metas de España en el 2050 (Gobierno de España, 2021).

 

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