Parece que poco a poco podemos ir sacando la mano o el brazo de la burbuja COVID-19 y tratar otros temas más allá del “bicho” monotemático. Para que la transición no sea muy brusca, hoy traemos un tema tangencial, como es la vacunación contra un virus, pero en este caso el virus de la gripe.
Se estima que la gripe estacional causa anualmente hasta 15.000 muertes en España y 650.000 en el mundo, especialmente entre enfermos crónicos y personas de 65 años o más. Para este virus sí que existe una vacuna, pero la situación es muy diferente de la del coronavirus. Primero, la propagación y letalidad de la gripe es muy inferior a la del COVID-19, con la consiguiente menor urgencia por proporcionarla a la población. Segundo, son varios los fabricantes de esta vacuna, y existe una feroz competencia en el mercado según las vigentes reglas de la compra pública, donde “the winner takes it all”. Tercero, hay incertidumbre sobre la efectividad de la vacuna, y a menudo son los propios profesionales quienes ni la recomiendan a sus pacientes de riesgo ni se la aplican a sí mismos, pese a las recomendaciones de la OMS.
La OMS tiene como objetivo alcanzar una cobertura de vacunación antigripal en mayores de 65 años del 75%. En España, las tasas son heterogéneas entre CCAA, y oscilan entre el 42% de Baleares y el 65% de La Rioja, con una pauta decreciente a lo largo del tiempo. Para la próxima campaña de la gripe se espera un aumento muy sustancial de la demanda, por lo que estamos ante una gran oportunidad para analizar cómo se han hecho las cosas en el pasado y tratar de hacerlas mejor en el futuro, en aras de la eficiencia, pero también de la sostenibilidad de todo el sistema.
El Acuerdo Marco de compra pública de vacunas, al que las CCAA deciden si adherirse o no, fija el precio unitario máximo de las dosis a suministrar en cada lote de vacunas, y es válido durante 1 año. Su finalidad es optimizar la compra pública de vacunas, cohesionar el sistema, reducir los tiempos de tramitación y contener el gasto. Según el Ministerio de Sanidad, en la última campaña de la gripe el Acuerdo Marco ha permitido un ahorro de más de 4 millones de euros. Mirado desde otro prisma, la minimización del precio conlleva sus riesgos en términos de suministro y sostenibilidad futura del sistema, en tanto que España compite en mercados internacionales, como lamentablemente hemos experimentado recientemente en la puja mundial por mascarillas y test.
En un trabajo reciente (Zozaya et al., 2020), hemos revisado bajo qué criterios se adquirieron las vacunas de la gripe en España en la anterior campaña, comparándolo con la situación que sería ideal en términos de sostenibilidad (Figura 1). La situación “ideal” fue definida por un comité multidisciplinar de siete expertos en vacunas.
Analizando 118 pliegos públicos de licitación del Acuerdo Marco 2017-2018, nuevamente encontramos heterogeneidad entre regiones, si bien el precio es el criterio que prima. El número de criterios oscila entre 1 (en Galicia) y 5 (en Aragón y Asturias). En los distintos pliegos se consideran 9 criterios de adjudicación distintos. Respecto a la importancia que se le da a cada uno de ellos, el más relevante es el precio (con un peso promedio del 36%), seguido del mecanismo de protección integrado en el dispositivo (28%) y la presentación que facilite el almacenamiento (26%).
En cambio, en un escenario ideal de compra pública de vacunas, los expertos opinan que debería ampliarse el espectro de criterios de adjudicación a considerar, contando con un set de 20 criterios distintos, agrupados en cinco dominios. En este escenario, el peso del precio se diluiría, y pasaría a representar en promedio solo un 19% de la decisión final.
Figura 1 Comparación entre el Acuerdo Marco actual e ideal de compra pública de vacunas de la gripe en España
Fuente: Zozaya et al., 2020.
Por tanto, el actual sistema se podría estar basando en exceso en el precio, en detrimento de otros criterios técnicos, como la efectividad de la vacuna, el impacto en la población o la persistencia de la inmunogenicidad, entre otros muchos. Además, la ambigüedad en las definiciones puede estar generando discrepancias en la interpretación de los criterios, por lo que se hace necesario contar con definiciones más precisas de los elementos de valoración.
Otro elemento de interés a considerar es la falta de planificación de presupuestos y contratos, así como los cortos tiempos desde que se licita hasta que se necesitan las dosis, lo que puede generar incertidumbre en la capacidad de producción y posibles desabastecimientos. Asimismo, se debería dotar al Acuerdo Marco de una mayor flexibilidad para poder incorporar la innovación, con el fin de avanzar hacia la contratación de servicios y no solo de suministros.
No sabemos lo que sucederá en los tiempos post-COVID con la vacuna de la gripe. Por un lado, parece que la creciente concienciación e interés político-social por las vacunas hará aumentar su demanda, al menos a corto plazo. Sin embargo, no olvidemos que esta práctica preventiva tendrá que enfrentarse a presupuestos mermados, por lo que la presión sobre el precio será aún mayor que antes. Tratemos de analizar todas las posibles consecuencias de las decisiones, para intentar hacer las cosas bien, o al menos mejor.
6 ideas sobre “Una vacuna contra el virus…pero de la gripe”
Gracias Néboa y Álvaro por esa excelente aportación. Curioso como la agrupación de criterios, todos económicos, en cinco dominios hace que el que retiene la denominación de ‘económico’ (precio y dosis gratis) sea el ‘economicista’. ¿Costes para vuestro siguiente artículo?
Gracias Vicente, llevas toda la razón Creo que un análisis por el lado del la oferta arrojaría mucha luz.
Muy buena entrada. Hace un par de meses que voy detrás de tal variabilidad. mirando EBAs versus otros proveedores. Y a la expectativa de como el actual acongojo del virus remueve el status quo.
Gracias Guillem, espero que efectivamente el status quo se modifique y pensemos en más criterios además del precio
Muchas gracias por el artículo. Parece lógico que el dominio «eficacia» sea el más valorado pero me temo que algunos de los items se deben calcular a posteriori, no? Y si es así ¿cómo se pueden tener en cuenta en las adjudicaciones presentes? Por otro lado la estimación de hasta 15.000 muertos anuales por gripe ¿a qué año corresponde? Seguramente algunos muertos por gripe en campañas anteiores lo hayan sido por otros virus respiratorios, incluyendo algun coronavirus: Y en la epidemia actual es muy probable que también ocurra a la viceversa. Por cierto Mario Margolles estimaba en unos 45.000 los muertos en España por la gripe asiática de 1957-8.
Muchas gracias por tu comentario, Andreu. En efecto, parece lógico que el dominio de eficacia sea el de mayor peso, aunque no es lo que está sucediendo en la realidad. Es cierto que algunos de estos criterios “ideales” difícilmente podrán ser evaluados en el momento de la adjudicación, por lo que tendría que ponerse en marcha algún tipo de post-evaluación de los resultados. En todo caso, hay que tener en cuenta que aquí estamos hablando del peso ideal que tendrían que tener los distintos criterios; otra cosa es cómo de bien o mal puntúa luego cada vacuna concreta al ser evaluada en esos criterios.
Respecto al número de muertos, el dato de 15.000 fallecimientos corresponde a la temporada de la gripe 2017-2018, según publica el Instituto de Salud Carlos III. El dato contrasta con las 6.300 muertes que, según el Centro Nacional de Epidemiología, causó la gripe en esa campaña, por lo que queda patente la dificultad de contabilizar los casos realmente producidos por la gripe.