¿Cómo conseguimos una atención suficiente a las personas dependientes y un sistema de dependencia más resiliente? Aportaciones desde las XL Jornadas de AES

El pasado 27 de mayo tuvo lugar la quinta mesa de las Jornadas XL de la Asociación de Economía de la Salud. Esta sesión se centró en la dependencia, en cómo organizar y financiar mejor los cuidados de larga duración para conseguir una atención suficiente para todas las personas dependientes y un sistema de cuidados más resiliente.

Creo que nadie duda de la importancia que tiene la atención a la dependencia en nuestro país. Quizá después de “las pensiones” (es decir, de la generosidad y sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones), este es uno de los temas que más preocupa. Por una parte, porque antes o después todos/as necesitaremos algún tipo de cuidados de larga duración en nuestra vejez y por otra parte porque nuestro denominado Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) es de muy reciente creación y presenta importantes debilidades. Algunas de ellas, como es su financiación, son en cierta medida un problema estructural y en este sentido el fuerte impacto que ha tenido la Covid-19 en este sector no ha ayudado. Tampoco lo hace el que España sea de los países de la OCDE que más envejecerá en las próximas décadas. Por lo tanto, necesitamos medidas para mejorar el actual sistema público de dependencia en España. Para ello pudimos contar con un “dream team” de experto/as que no nos defraudaron.

 

Nuestro primer ponente fue Sergi Jiménez, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra e investigador asociado en FEDEA, donde dirige precisamente un Observatorio sobre sanidad, dependencia y pensiones, campos en los que es un claro referente. Sergi centró su presentación en el estado actual y en la financiación del SAAD. Empezó por remarcar que, aunque la puesta en marcha del SAAD en 2007 supuso un impulso importante en el gasto dedicado a los cuidados de larga duración (pasando en pocos años de aproximadamente un 0,7 a un 0,9% del PIB), desde el año 2010 este impulso se perdió (en 2018, este porcentaje incluso había caído hasta el 0,8). Mientras tanto, en cambio, el número de beneficiarios del SAAD no ha dejado de crecer. El primer resultado, por tanto, es bastante claro: en los últimos años el gasto por persona dependiente en España ha caído. Un gasto que, por otra parte, cuando lo comparamos con el de nuestros vecinos europeos, es ridículamente bajo (los países nórdicos dedican entre un 2,5-3% de su PIB a los cuidados de larga duración). El segundo problema que subrayó Sergi es el de la falta de coherencia entre Comunidades Autónomas, que son quienes tienen las competencias de los cuidados de larga duración. La heterogeneidad por Comunidad Autónoma es enorme en parámetros básicos del sistema como son los niveles de copago y la composición de dependientes por grados de dependencia y de las ayudas por tipos de prestaciones. Sergi atribuyó esta heterogeneidad regional a “diferencias en recursos y preferencias que encontramos en nuestra geografía” (¡pobres dependientes a los que les ha tocado serlo en una región poco “dependency friendly”!). Otros dos problemas importantes a los que aludió Sergi son el llamado “limbo de la dependencia”, compuesto por personas con un derecho reconocido a una prestación por dependencia pero que están pendientes de recibir esta prestación (a finales de 2019 seguía habiendo un 20% de personas con derecho reconocido en esta situación) y la falta de estabilidad presupuestaria. “No podemos basar la sostenibilidad del sistema en aportaciones extraordinarias que pueden no tener continuidad en el tiempo”, enfatizó Sergi. ¿Soluciones? Por el lado de la financiación, a medio y largo plazo sería conveniente diversificar las fuentes de financiación, planteando un cóctel entre financiación pública vía impuestos y contribuciones dedicadas que garanticen un mínimo de atención para todos los ciudadanos, y fórmulas de aseguramiento privado que complementen este mínimo.

 Nuestra siguiente ponente fue Adelina Comas-Herrera, Assistant Professorial Research Fellow en el Care Policy and Evaluation Centre de la London School of Economics and Political Science. Adelina es una experta en Alzheimer y una de las personas que más y mejor han trabajado sobre dependencia y sobre el impacto que la Covid-19 ha tenido en este sector. Adelina puso el foco, en primer lugar, en las personas que reciben cuidados de larga duración y en particular en las que viven en residencias. Nos mostró cómo en la etapa pre-vacunas “las muertes en residencias siguieron el mismo patrón que había fuera de las residencias, pero a una escala muy superior”. A continuación, se centró en las personas que prestan cuidados. Con datos de Inglaterra y Gales nos mostró cómo la mortalidad entre la población en edad laboral fue muy superior entre el personal de servicios sociales (más incluso que en el personal de servicios sanitarios), especialmente entre los varones. También señaló que la vacuna había sido la principal medida para mitigar los efectos de la Covid-19 en la mortalidad en residencias. Entre los problemas estructurales que hay detrás de los impactos de la Covid-19 en el sistema de cuidados destacó seis, siendo dos de ellos la falta de acceso a los servicios sanitarios y la existencia de sistemas fragmentados con responsabilidades divididas entre diferentes departamentos y niveles de gobierno. Atajar estos problemas forma parte (entre otros muchos aspectos) de un ambicioso proyecto en el que están trabajando ahora en Inglaterra para “navegar” hacia un sector de cuidados más resiliente.

 La tercera ponente fue Ana Llena-Nozal, Economista Senior de la OCDE que actualmente dirige el equipo de cuidados de larga duración de este organismo. Ana se encargó de darnos una presentación más global y de futuro sobre “hacia dónde deberían ir los cuidados a las personas dependientes”. Empezó por aludir a uno de los grandes desafíos estructurales al que se enfrenta el sector de cuidados que es la escasez de trabajadores para hacer frente al aumento de personas mayores. Simplemente para mantener la ratio actual de 5 trabajadores por persona mayor de 65 años que hay en los países de la OCDE se necesitará un 30% o un 60% más de trabajadores, dependiendo de si hay o no mejoras en la productividad. En el SAAD, dado el mayor envejecimiento poblacional que habrá en España, el aumento requerido de trabajadores en el sector será en torno a 10 puntos porcentuales mayor que en el promedio de los países de la OCDE. Según Ana, una de las opciones para mejorar los cuidados de larga duración pasa por invertir más en la prevención de la pérdida de autonomía. Ana nos ilustró con algunos ejemplos concretos de políticas que han sido implementadas por algunos países de la OCDE para fomentar hábitos saludables, mejorar la educación sanitaria de la población y facilitar la identificación temprana de personas en riesgo de pérdida de autonomía. También enfatizó la necesidad de cambiar el modelo de cuidados actual hacia uno en el que los cuidados a domicilio tengan un peso mayor (coincidiendo con una mayor preferencia por parte de las personas dependientes por ser atendidas en sus casas) y se fomenten nuevas fórmulas de atención residencial, con residencias más pequeñas y más habitaciones individuales. Un último elemento que recalcó Ana para mejorar los cuidados de larga duración es el de la innovación y el uso de la tecnología y de cómo esta puede ayudar a los profesionales a, por ejemplo, monitorizar mejor a las personas dependientes y mejorar la calidad de los cuidados de larga duración.

 Nuestra última ponente fue Sara Baliña Vieites, Subdirectora de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno de España y una de las Coordinadoras del Informe España 2050. Sara centró su presentación en explicar los retos y oportunidades para el futuro de los cuidados de larga duración en España que se derivan de este Informe. Empezó por destacar la importancia de analizar la idiosincrasia de los cuidados de larga duración en España, en los que siguen predominando los cuidados informales a pesar del crecimiento experimentado por los cuidados formales en los últimos años. Sara también remarcó que una de las principales asignaturas pendientes de nuestro sistema de cuidados es mejorar su financiación, en aras de elevar su cobertura, calidad de los servicios y el empleo en el sector. Según Sara, el sistema de cuidados de larga duración en España cambiará drásticamente en las próximas décadas, “es previsible que haya una cierta sustitución del cuidado informal por los servicios profesionales, pero no es evidente todavía cómo se articulará esta combinación”, y añadió “lo que resulta indudable es que el cuidado informal seguirá siendo decisivo y, en muchos casos, complementario al profesionalizado”. Entre las recomendaciones que surgen de la Estrategia 2050 para mejorar los cuidados de larga duración, además de incrementar su financiación, Sara hizo hincapié en tres pilares que son una mayor profesionalización y calidad de los cuidados (por ejemplo, incrementando el peso de las prestaciones de servicios), impulsar nuevas formas de cuidados (como por ejemplo el “co-housing”) y cuidar a las personas que cuidan (impulsando, por ejemplo, servicios de respiro para las personas cuidadoras). 

El formato online no nos privó de un debate vivo entre la audiencia y el/las ponentes. Tanto es así, que hubo que extender un poco la sesión. Si os la perdisteis, aquí os la dejo. Estad atentos a las últimas sesiones de las Jornadas XL de AES. ¡Hasta la próxima!

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