¿Medidas de confinamiento o riesgo de contagio? ¿Qué es peor para la salud mental?

La pandemia de la COVID-19 ha sido un shock externo que ha ejercido efectos perjudiciales sobre el bienestar mental a través de al menos dos canales, la exposición del individuo al virus y sus restricciones políticas asociadas. En este trabajo se analiza el efecto del confinamiento y la elevada mortalidad (categoría 5, de acuerdo con “Pandemic Category Risk”, definido como porcentaje de fallecidos sobre infectados superior al 2%) utilizando datos de una encuesta online realizada entre el 20 de marzo y el 6 de abril de 2020 en 22 países europeos. Se procede a la estimación con un event-study, un modelo de diferencias en diferencias y un modelo de regression discontinuity design.

Documentamos un aumento de la depresión (3,96%) y de la ansiedad (14,35%) en relación con la media tras la exposición a un confinamiento. Sin embargo, cuando dicho confinamiento se combina con la exposición a una alta mortalidad, tanto la depresión (+0,87%), como la ansiedad (-3,98%) disminuyen bruscamente. Vivir en un entorno con un alto riesgo de mortalidad conduce a un reprocesamiento o reinterpretación del confinamiento en términos de amenaza-defensa que, desde un punto de vista neurofisiológico, tiene lugar en el córtex frontal. En este contexto, el pensamiento complejo disminuye en favor de la toma de decisiones prioritarias para la seguridad.

En segundo lugar, un aumento de la mortalidad en una pandemia de nivel 5 aumenta tanto la depresión (2,16%) como la ansiedad (20,07%). Si en este contexto se introducen medidas restrictivas, encontramos que el nivel de ansiedad resultante se reduce en casi un 20%.

En tercer lugar, la coincidencia de una alta mortalidad y el confinamiento da lugar a una mayor reducción de la depresión y la ansiedad. Esto demuestra que una mejor comprensión de los efectos de las restricciones gubernamentales sobre el bienestar puede mejorar su cumplimiento.

El hecho de que las consecuencias perjudiciales del confinamiento se atenúen cuando tienen lugar en un contexto de alta mortalidad, revela el importante papel de comunicar con precisión el riesgo de pandemia. Nuestros resultados sugieren que los individuos interiorizan la información relacionada con la mortalidad pandémica. Esto da lugar a un efecto «doble», a saber, un beneficio social al contribuir al cumplimiento del confinamiento en casa y un beneficio individual al reducir el nivel de depresión, y sobre todo de ansiedad, derivado de no poder salir de casa. Esto supone que la información sobre la evolución de la pandemia se comunique oportunamente y que se siga un enfoque centrado en el mensaje, reuniendo a las autoridades gubernamentales, médicas y científicas para formar un mensaje claro, coherente y uniforme. Por lo tanto, a diferencia de los supuestos de fatiga conductual, y de hilos similares a los cierres, encontramos que los efectos de la pandemia sobre el bienestar mental dependen de la interacción entre las restricciones políticas y la exposición al riesgo.

 

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